NO POEM
Francisco de Sales
Me domina el pánico.
La indiferencia se muestra más indiferente conmigo.
Para mí no mueve ni una sola de sus pestañas,
ni aletea sus brazos de Venus de Milo,
ni ondea sus pechos de cirugía plástica.
Tampoco su saliva entona un Réquiem.
Tan sólo piensa en mí cuando una maldad,
o mil,
cruzan por su pensamiento de mala ramera.
Soy víctima deseada y diana receptiva.
Hijo del infierno.
Jamás una paz anidó en mi vientre,
ni una flor, ni una sonrisa.
Sólo una bandada de espinas lo intentó,
con ignota intención y acierto,
y desde entonces llueve al mismo tiempo
en Pernambuco y en mi corazón:
con gran recibimiento allí
y aquí repudiada y malquerida.
A los falsarios se les descubre pronto
y a las poesías que no lo son, también.