PUÑAL
Francisco de Sales
Puñal que corta en dos las miradas:
una se va al cielo a perseguir lunas,
la otra indaga en los vericuetos de la pena.
Soñar no es más que una redundancia;
vivir, una indulgencia del destino,
y morir, dejar de creer en el porvenir.
Por eso, cada vez más a menudo, callo,
no vaya a ser que un aire vengativo
esparza mis secretos sin prudencia
y yo no sepa negarlos.
Puñal que se clava en lo más profundo,
como las traiciones y los desencantos;
puñal preñado de rosas envenenadas,
enemigo acérrimo del perdón:
no quiero volar en tus alas de duda certera,
ni entrar sin llamar en los cuerpos y los latidos,
ni abrir un camino sin retorno para la vida,
ni morir en mi contra, rotundamente desencantado.