ESPEJO
Francisco de Sales
A mí me parece un gran ojo
que todo lo mira constantemente.
Adivinó usted si pensó que me refiero a un espejo.
Cada vez que me asomo a él, me pilla.
Siempre está de guardia
y todos los intentos de verme sin que me vea
son inútiles.
Capta cualquier parte de mí.
Diría que hasta los pensamientos.
Me sorprende su habilidad para imitar
a cualquiera que se ponga frente a él:
le es igual que sea emperifollada dama
o sacerdote austero,
y si te quedas inmóvil en el centro,
creerás que eres un cuadro.