FÁRRAGO TUERCENIÑOS
Francisco de Sales
Todos los hijos lloran sus esperpentos.
No hay Dios que repare los remiendos.
No hay Mago, ni Hada, ni Genio
que milagree las entrañas del destino.
No hay orden, ni calma, ni luz.
El caos se desparrama en su reino.
El luto es irreversible.
La constancia se rindió sin reparos.
El mar de las plegarias en fuga
no se detiene al llegar a la orilla
y avanza estrepitoso por esta indisciplina.
Las ideas no respetan un orden: apabullan.
Desorientan a este escritor, y a su pluma.
Hablan de cerebros desparramados
o de músicas cetrinas,
sin respeto al sentido,
sin lógica ni tragedia,
sin madre ni partitura.