AMANDA
Francisco de Sales
Por vez primera,
y temprana,
enrojeces tus labios
con la color falsa de un pintalabios
cogido a tu madre
a sus espaldas.
Juegas jugueteas a imitarla.
Dentro de sus zapatos,
-en ti parecen barcas-
con una de sus blusas,
-que casi arrastras-
pintarrajeada en exceso,
te muestras al espejo
que te devuelve exacta.
Te miras atenta,
seria, curiosa,
interesada.
Al fondo,
una voz pregunta,
¿qué estás haciendo, Amanda?