LLANTO LLUVIA
Francisco de Sales
Retomó
la humana costumbre de llorar
en secreto
de noche
a oscuras
en la cama.
Se provocó
el llanto de aguacero hurgando
en el recuerdo
en el presente
y en el previsible futuro.
Ni un asomo de paz
ni un atisbo de esperanza
ni un átomo de alegría.
Cuanto sentía era cruento.
Cuanto recordaba era espinoso.
Una lágrima por lo que fui.
Otra por lo que no.
Un llantito frugal por la abuela.
Otro perruno por la madre.
Un diluvio delirante por ella misma.
Todos sin voz.
Estrangulando los sonidos,
mordiéndose los labios.
Así retomó
la humana costumbre de llorar
en sus manos
sin pudor
sin frenos
del mismo modo que lo siguió haciendo
cada noche
hasta que una muerte intempestiva
le secó los lagrimales
por siempre
para siempre.