Francisco de Sales - Poesía

CORAZONES FUGACES

Francisco de Sales

 

 

Me gustan los días de frío y lluvia.

 

Las ventanas me atraen.

Me asomo y miro sin consciencia.

Fuera llueve un minúsculo diluvio.

 

La cercanía con el cristal

hace que nazca un vaho efímero,

y es irrefrenable el deseo:

quiero trazar la silueta de un corazón.

 

Cuando era pequeño

me subía en una banqueta de la cocina

y arrojaba mi aliento infantil

a los seis cristalitos de la ventana.

En los seis dibujaba corazones.

 

Me bajaba de la banqueta

y contemplaba mi obra con satisfacción.

Volvía a ellos para añadir una M

y una flecha que les atravesaba cruelmente;

dibujaba una gota de sangre manando de cada flechazo,

con la forma dulce de una lágrima,

pensaba en M con los párpados apretados,

depositaba un beso sobre cada corazón,

y lo borraba todo con la manga

antes de que mi madre lo pudiera ver.

 

Siempre se daba cuenta.

Ya has vuelto a escribir en los cristales, decía.

Ahora tendré que limpiarlos otra vez, añadía,

Gelín, ¿quieres dejar de ser tan niño?

 

No quiero dejar de ser tan niño, mamá.

No quiero.

 

Gelín...

Mi madre...

M

Los corazones fugaces...

 

Soy presa de la nostalgia.

Y de las lágrimas.