LÁGRIMAS
Me abandonas
y me siento desgraciado.
Iba a quejarme de mi suerte
y me quedo parado.
Sé que hoy, ahora, hay quien sufre con motivos:
Familias destruídas por ambiciones de superpotencias,
guerras sin sentido entre hermanos desconocidos,
intereses de asquerosos malnacidos.
Pobrezas, carencias, miserias,
un niño descalzo,
ojos tristes,
la mano estirada pidiendo algo.
Desamparos, tristezas,
estar solo entre tantos y tantos,
necesitar que alguien te escuche,
desear ser abrazado.
Torturas, mujeres agredidas por sus maridos,
hijos que pagan en su cuerpo los odios y los fracasos,
castigos no merecidos,
desprecios injustificados.
Frío, por manta el cielo y de cama el suelo,
vestirse con cuatro trapos,
la falta de un calor de casa y de un calor humano.
Enfermedades, invalidez, dolores,
locura, sufrimiento,
estar tumbado, minutos interminables,
deseos de haber acabado.
amargura, desazón, ansiedad, rabia contenida,
impotencia porque de nada sirve quejarse.
Abandono de la familia formada,
de los hijos que hemos hecho,
de los padres que nos han criado.
Ahí te quedas,
me estorbas,
no me eres válido.
Hijos abortados.
Venderse por una ambición,
por un sueldo,
por un cargo.
Poner precio al alma y al cuerpo.
Hambre de caliente, anemias, noches largas sin pan:
"papá, tengo hambre", oye en la oscuridad,
y el padre contesta,
peleando para que la lágrima no salga,
comiéndose el corazón,
sintiendo un escalofrío:
¿por qué yo, Dios mío?
Vuelvo a leer lo escrito.
Y yo quejándome...