Francisco de Sales - Poesía

LA COSA ES ASÍ

Francisco de Sales

 

 

La cosa es así:

un día eres un espermatozoide

y otro día ocupas una sepultura

o te reconvierten en cenizas.

 

En medio de los irreconciliables extremos

la vida te lleva a un baile y al mar,

y te planta un motivo para la sonrisa

en la misma boca que otro día gritará;

comes pan caliente y te regodeas con ello;

besas sin saber cuál será el último beso,

sin querer traicionas a alguien, caminas,

pruebas una sopa, acaricias un cachorrillo,

bautizas a tu muñeca o metes un gol;

recibes tirones de orejas

y más de un happy birthday

en cualquiera de las lenguas del mundo;

te lamentas de no ver más puestas de sol,

prometes cambios que no cumples,

deseas no tener que quejarte por los años perdidos

pero perderás casi todos los que te quedan,

desenvuelves un regalo, escribes emocionado una carta,

lloras hacia fuera o hacia adentro;

un día crees que has confraternizado con Dios

y otro le maldices por llevarse a tus padres;

amas, corres, te das un baño, estrenas ropa,

crees en los Reyes Magos, o en quien sea;

eres un bebé rechoncho, malgastas la infancia,

encuentras algo que te es confortable, lees,

le echas sal a los días y una mantita por la noche;

cuentas cuántas estrellas tiene el cielo,

y qué lejos están, dices;

rumias algo, vagueas un domingo,

comienzas reflexiones sin futuro, paseas,

sientes que te has hecho mayor,

 

 

te engañó la juventud con sus promesas de eternidad,

se murió un amigo, ¿el próximo seré yo?, piensas;

escuchas tu música favorita, no puedes dormir,

se te escapa una lágrima, dices un adiós,

te sientas en el suelo, añoras a tu abuela;

dame la mano, o ven que te abrazo…

 

La cosa es así,

más o menos.

 

Cuando tengas bastantes años descubrirás el alma;

la notarás porque tiene heridas,

y porque se hace más presente cada día.

 

Te irás preparando para el final.

 

Te haces más comprensivo y más humano.

 

Te encontrarás contigo de todos modos,

si estuviste ausente,

si no pudiste atenderte,

si no supiste buscarte,

y aunque no quieras.

 

Un días escribirás, sin papel, un testamento.

Querrás dejar algo de lo que aprendiste,

allanar el camino a los recién llegados;

te descubrirás la filosofía en las venas,

y en tu boca frases para enmarcar

y más nostalgia por los que se fueron.

 

Otro día harás, sin papel, un balance,

sin datos ni cifras.

Lo bueno y lo malo.

Lo que no hiciste.

 

No podrás evitar el drama.

 

Convivirás con ese desconsuelo.

 

Te acompañarán los achaques

en ese tiempo de los arrepentimientos,

pero seguirás a tu lado de todos modos,

aceptándolo todo,

porque querrás copiar al poeta

y decir

confieso que he vivido.

 

Te llegará un día amargo,

en que escribirás la palabra fin

con gotas de llantos.

 

Aparecerán impostores como seres queridos,

y gente que te quiso de verdad:

dejarás almas apenadas,

amigos para el próximo siempre,

y verás que ocupas una parcela en algunas corazones.

 

Dejarás una lágrima seca de tus ojos apagados

antes de olvidarte de todo.

 

Mereció la pena, dirías si tuvieras voz.